ArtistaQuinquela Martín, Benito

En todas sus obras, el artista buscó reinterpretar el particular colorido del paisaje de La Boca y la dinámica de la actividad portuaria, inspirándose en las sugestiones que le brindó la naturaleza con su luz.

Benito Quinquela Martín (1 de marzo de 1890 / 28 de enero de 1977), cuyo nombre de nacimiento fue Benito Juan Martín, fue un pintor argentino, hijo de una madre desconocida que lo abandonó en la Casa de los Expósitos.

Siete años después fue adoptado por la familia Chinchella, dueños de una carbonería. A él le toco de niño trabajar cargando bolsas de carbón. A los 14 años cursó dibujo en una modesta academia nocturna. En 1907 se inscribió en la Academia de Música Pezzini Stiatessi, que funcionaba en la Sociedad Unión de La Boca. Allí estudió pintura con Alfredo Lazzari, pintor italiano de formación académica y denotada influencia del macchiaiolismo. En esa institución conoció a sus compañeros Fortunato Lacámera, Arturo Maresca, Santiago Stagnaro y Juan de Dios Filiberto. Junto a su maestro recorrió las orillas del Riachuelo y de la Isla Maciel, practicando pintura al aire libre.

En 1909, durante una breve estadía en Córdoba, conoció al pintor Walter de Navazio. De esa época, data su serie de paisajes. De regreso a Buenos Aires decidió dedicarse de pleno a la pintura, instalando su primer taller en lo alto del negocio familiar junto con Stagnaro y Adolfo Montero. Quinquela Martín participó en el Primer Salón de Recusados de 1914, presentando Quinta en la Isla Maciel y Rincón del arroyo Maciel, obras firmadas con su apellido original: Chinchella. Sus cuadros fueron muy bien recibidos por la crítica. Hacia 1916 conoció a Pío Collivadino, entonces Director de la ANBA, quien constituyó un apoyo decisivo para la carrera del pintor.

Dos años más tarde, llevó a cabo su primera muestra y desde ese momento le sucedieron exhibiciones con creciente éxito. El Presidente Marcelo T. de Alvear brindó al pintor su colaboración, y en 1928 adquirió una de sus obras para obsequiársela al Príncipe de Gales, quien se encontraba de visita en el país. Luego de trasladarse a un nuevo taller, viajó al exterior y expuso en distintos países. De regreso a Buenos Aires frecuentó la agrupación Gente de Arte y Letras Impulso, con sede en el café Tortoni. Mostró sus obras en varias exposiciones realizadas en el país y en el extranjero. Logró vender varias de sus creaciones y otras tantas las donó. Con el beneficio económico obtenido por estas ventas realizó varias obras solidarias en su barrio, entre ellas una escuela-museo conocida como Escuela Pedro de Mendoza en 1936 y dos años después construyó el Museo de Bellas Artes de La Boca, ambos edificios erigidos sobre el predio donado por el artista para tal fin. Allí también tuvo tanto su casa como su taller. Usó como principal instrumento de trabajo la espátula en lugar del pincel.

En todas sus obras, el artista buscó reinterpretar el particular colorido del paisaje de La Boca y la dinámica de la actividad portuaria, inspirándose en las sugestiones que le brindó la naturaleza con su luz. Día de sol en la Boca es un fiel exponente de su estilo. En esta tela de grandes proporciones, el autor reflejó las calles y el hombre de su barrio. Con un inconfundible carácter pictórico, la composición fue resuelta con una paleta de colores fuertes, vibrantes y una pincelada tanto expresiva como enérgica.
Desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX, la zona portuaria del Riachuelo, en La Boca, se constituyó como el punto de encuentro de artistas que vivieron y desarrollaron su actividad en ese lugar. Allí instalaron sus talleres y compartieron la necesidad de constituirse como grupo. En los orígenes del barrio, se gestó una comunidad de inmigrantes, principalmente italianos de clase trabajadora que fomentaron la creación de asociaciones y mutuales destinadas a promover distintas actividades culturales. En ese contexto, junto con Miguel Carlos Victorica, Eugenio Daneri, Miguel Diomede, Fortunato Lacámera y Víctor Cúnsolo, entre otros, Benito Quinquela Martín integró al grupo de plásticos que la historiografía denominó como pintores de La Boca.
Estos artistas participaron activamente en el proceso de modernización del arte argentino.
Además de destacarse en la pintura de caballete, realizó dos murales para el foyer del Teatro Regina. A lo largo de su carrera realizó exposiciones en Argentina, Brasil, España, Francia, Estados Unidos y Cuba. Sus obras se encuentran en importantes colecciones públicas y privadas tanto del país como del extranjero.