Kosice, uno de los co-fundadores de la revista Arturo, fundó en 1946 el movimiento de arte Madí, término creado por él mismo. Este movimiento representó la primera corriente auténticamente argentina. Aunque tenía ciertas relaciones con las búsquedas formales del arte concreto europeo, el Madí aportó una originalidad que fomentó una apertura hacia experiencias plásticas novedosas.

Las obras presentadas en la primera exposición colectiva de arte Madí en 1946, consistieron en trabajos elaborados con materiales no convencionales como vidrio, madera y metal, con formas insólitas como cuadros con marcos irregulares y módulos móviles, entre otros. La singularidad de estas propuestas desató un intenso debate en el ámbito artístico argentino, con adhesiones entusiastas y vehementes impugnaciones. Además de Gyula Kosice, el movimiento de arte Madí estuvo integrado por Carmelo Arden Quin, Rhod Rothfus, Martín Blaszko, Juan Bay y Salvador Presta, entre otros.

Kosice fue un artista en constante renovación y teórico que profundizó en los problemas estéticos del arte contemporáneo. Dentro de los lineamientos formales de la estética Madí, presentó pinturas articuladas (planos irregulares pintados y unidos entre sí) y esculturas realizadas con materiales industriales (maderas, metales, yeso, plexiglás, hilos), algo novedoso en aquel momento. En su evolución posterior, siempre innovador, se vinculó al arte cinético, creando esculturas móviles en las que el agua y los efectos lumínicos desempeñan un destacado papel.