Minujín, Marta

ArtistaMinujín, Marta

Tras largos años de obras efímeras y de rechazar a las instituciones artísticas, Marta Minujín regresa a la escultura, siguiendo la tendencia a la recuperación de las artes tradicionales que se produce durante la década del \’80.

Nace en Buenos Aires en el año 1941. Decidida a internarse en las artes plásticas, comienza a estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

A pesar de obtener excelentes calificaciones en dibujo, pintura y escultura, Marta no se siente conforme con lo que hace. Está interesada en ser una artista de vanguardia y lo que realiza no le parece acorde a esa tendencia, por lo que decide abandonar sus estudios. Le interesa la obra de Alberto Greco; cree en la necesidad de un arte que logre sobrecoger al espectador, que salte del plano y se instale en la tridimensión, ideas que comparte con Rubén Santantonín y Emilio Renart.

Un día, mientras pintaba un cuadro para el que necesitaba mucha carga matérica, decide pegar sobre la tela una parte del colchón de su cama. En ese momento descubre una veta que le parece original y decide explorarla. Sus primeras obras con colchones se exponen en la Galería Lirolay, donde la descubren los críticos Germaine Derbecq y Jorge Romero Brest. En 1961 gana una beca y se va a estudiar a Paris. Allí se vincula con artistas del Nouveau Realisme, informalistas y de otras orientaciones, entre quienes se cuentan Niki de Saint-Phalle, Jean Tinguely, Christo, Lourdes Castro y Robert Rauschenberg.

Al año siguiente comienza sus estructuras habitables cubiertas de colchones -realizadas con colchones encontrados entre los desechos de los hospitales parisinos- y sus primeras performances. Paralelamente, se adscribe a las teorías de la “muerte del arte”, evitando el mercado y los museos, realizando obras efímeras y destruyendo su obra plástica anterior. Dentro de este pensamiento se inserta La Destrucción, su primer happening realizado en 1963. Para esta obra, Minujín reúne todas sus piezas elaboradas con colchones, e invita a un grupo de artistas a “destruirlas” creando una obra propia sobre ellas.

Posteriormente, un verdugo las destroza con un hacha y Minujín las quema, mientras libera 500 pájaros y 100 conejos entre los participantes. La artista desarrolla esta vía del happening, basada en acciones simultáneas y en situaciones “fuera de control”, con gran participación y apuesta a la creatividad del público, en otros eventos similares realizados poco después, como Suceso Plástico (1965), un aquelarre de motociclistas, musculosos, mujeres gordas, parejas de novios atados, pollos, lechuga y harina que tuvo lugar en el Estadio de Peñarol de Montevideo (obra por la cual Marta Minujín no pudo volver a ingresar a Uruguay por varios años) y Happening, del mismo año, ejecutada en el programa “La Campana de Cristal” que se emitía por el Canal 7 de televisión. Con Revuélquese y Viva (1964), una construcción habitable cubierta de colchones multicolores que invita al público a desplegar sus capacidades lúdicas, gana el Premio Nacional del Instituto Torcuato Di Tella. Pero Marta Minujín se hace famosa cuando al año siguiente compone, junto a Rubén Santantonín, La Menesunda, una ambientación transitable que propone al espectador experimentar una variedad de sensaciones a lo largo de un recorrido de 16 zonas.

La obra congrega a una innumerable cantidad de visitantes y a toda la prensa, que reparte sus comentarios entre tímidos elogios y contundentes condenas a su autora. Pocos meses después realiza El Batacazo (1965), otra ambientación transitable de menores dimensiones, que repite al año siguiente en los Estados Unidos. En 1966 gana la Beca Guggenheim y se translada a New York; allí entra en contacto con la vanguardia norteamericana. Su obra se vuelca hacia los medios de comunicación y su implicancia en la modificación del entorno sensorial de los individuos, inspirada en las teorías de Marshall McLuhan.

En esta línea realiza Simultaneidad en Simultaneidad (1966), ambientación creada para el Three Countries Happening que planifica junto a Allan Kaprow y Wolf Vostell, en la que hecha mano de todos los medios a su disposición para crear una invasión mediática instantánea; Circuit (1967), obra similar realizada en Canadá; Minuphone (1967), una cabina de teléfono que reacciona a los números discados, exhibida en la Howard Wise Gallery de New York, y Minucode (1968), ambientación fílmica expuesta en esta última ciudad. Este mismo año, forma parte del cuerpo de profesores en el área de \»nuevos medios\» de la New York University, junto a Robert Rauschenberg, La Monte Young y Steve Paxton, entre otros. Durante los próximos diez años, Marta divide su vida entre los Estados Unidos y Buenos Aires. En nuestra ciudad realiza un conjunto de eventos y ambientaciones.

En New York comienza una serie de happenings que involucran a los espectadores en situaciones inesperadas, hasta llegar a obras basadas en “secuestros” de integrantes del público: Interppening (1972) y Kidnappening (1973), realizadas en los jardines del Museum of Modern Art; Nicappening (1972), una irrupción en la Parke Bernet Gallery, e Imago Flowing (1974), ejecutada en el Central Park.

De regreso en Buenos Aires expone algunas obras en el CAYC: La Academia del Fracaso (1975) y Comunicando con Tierra (1976) son sus realizaciones más destacadas de este período. Poco después, inicia lo que denomina \»arte agrícola de acción\», obras de caracter ecológico en las que combina el arte con la naturaleza: Repollos (1977), en el Museo de Arte Contemporáneo de San Pablo, Toronjas (1977), en el Museo de Ciencias y Artes de la Universidad de México y Oranges (1979), en el CAYC. Por esa misma época, comienza sus monumentales obras consumibles, que se inauguran con El Obelisco de Pan Dulce (1978), continúan con La Torre de James Joyce en Pan (1980) -realizada en Irlanda- y se prolongan en una progresión de figuras simbólicas recubiertas con diferentes alimentos. Paralelamente, Minujín desarrolla una serie de “deconstrucciones de mitos” en obras como El Nido de Hornero Gigante (1976) -una parte de Comunicando con Tierra- El Obelisco Acostado (1978), presentada en la ciudad de San Pablo, el mencionado Obelisco de Pan Dulce y Carlos Gardel de Fuego (1981), realizada para la Bienal de Medellín. Estas obras que conjugan la historia, sus símbolos y uno de los principales valuartes de la sociedad contemporánea -el consumo- desembocan en un grandioso Partenón de Libros (1983), una réplica del Partenón de Atenas recubierta con libros prohibidos durante la dictadura militar, realizada en homenaje a la cultura y a la democracia.

Tras largos años de obras efímeras y de rechazar a las instituciones artísticas, Marta Minujín regresa a la escultura, siguiendo la tendencia a la recuperación de las artes tradicionales que se produce durante la década del \’80. Sus obras son estudios sobre el arte clásico desde una mirada contemporánea, que inserta a la tradición en la problemática de la postmodernidad. No obstante, continúa con sus eventos, ambientaciones y performances. En 1985, Marta Minujín paga la deuda externa argentina al artista norteamericano Andy Warhol con mazorcas de maíz, el “oro americano”, en una acción simbólica realizada en New York. Para los festejos del Quinto Centenario, intenta saldar el descubrimiento de América pagándole a la Reina Sofía con la misma moneda, pero razones protocolares le impiden hacerlo.

Cuatro años más tarde, intenta resolver el conflicto de Malvinas, pagando con mazorcas a una doble de Margaret Thatcher. Su obra actual se reparte entre la escultura y los eventos. En 1997 comienza M.I.C.2, Mujer-Intelecto-Consumismo 2000, una monumental figura femenina que representa a la mujer del próximo milenio, para ser emplazada en nuestra ciudad. Cuando en 1998, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles realiza una revisión histórica sobre la incursión de la acción en las artes plásticas para la muestra Out of Actions: Between Performance and the Object, Marta Minujín es ubicada entre los pioneros de estas manifestaciones, junto a Ives Klein, Allan Kaprow, Piero Mazzoni y el grupo Gutai.

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